domingo, 13 de septiembre de 2015

El refugio de Europa

"Nada de lo que ocurra a los hombres nos debe resultar ajeno". (Juan XXIII).

Hace tiempo que ando con la intención de escribir sobre el tema pero me parece algo tan inimaginable que pueda estarse dando en el contexto europeo, en pleno SXXI, que no sabía bien por donde empezar o si sería capaz de encontrar adjetivos suficientes para ello. Dificilmente, los llamados "Padres de Europa", los Schuman, Adenuaer, Monnet o Spinelli, entre otros, podrían dar crédito a lo que está viéndose en un escenario que fue imaginado y creado por los mismos como ejemplo de la solidaridad entre las personas y el bienestar entre los pueblos.

Promover, alimentar o siquiera mirar hacia otro lado ante la guerra, la miseria y la emigración forzada de millones de personas, no podía entrar en los cálculos de aquellos hombres y mujeres que intentaron aprender de la tragedia que habia sido la 2° Guerra Mundial y de las causas que habían llevado a ella. Pero una crisis económica interminable, tanto odio acumulado en Oriente Medio, en el norte de África  o la hambruna pernanente en tantas regiones de ese mismo continente, no dejan de tener su fruto también en los espurios intereses de las grandes potencias occidentales y de la negligencia e incapacidad de sus líderes políticos para poner coto a semejantes desmanes.

Ahora, cuando a consecuencia de todo ello y no solo como hasta el momento sus estados frontera -España, Italia y Grecia-, Europa entera se estremece y se convierte en refugio desesperado de cientos de miles de seres humanos que huyen de sus hogares, es cuando se está empezando a tomar en consideración el problema. No se los años que tantos y tantos venimos advirtiendo que el problema de esta corriente de inmigración desesperada no se soluciona poniéndole puertas al mar, ni con leyes disuasorias, ni siquiera con pequeños brotes de caridad sobrevenida.

La única solución posible, que ahora parece atisbarse desde las atalayas del poder político y que cada vez se torna más complicada fruto de esa misma inacción  política que ha permitido que otros temibles factores entren en escena como lo es la vehemencia religiosa, es terminar de una vez por todas con el hambre y la guerra que golpea cada día a tantos millones de personas, incluso, a las puertas de nuestra misma casa.

Pero ello significa también poner coto a la avaricia y codicia insaciable de grandes empresas transnacionales que, faltas de cualquier escrúpulo, anteponen sus intereses a los derechos más fundamentales de los seres humanos. Significa parar un negocio como el de la guerra y el del después de ella. Significa parar la explotación salvaje de recursos naturales y revertir en la forma debida esos beneficios en sus países de origen. Significa hacer todo lo contrario que está llevando al planeta y a nuestra civilización al colapso.

Un órdago de proporciones gigantescas que necesita de urgentes y contundentes respuestas, ya que está en juego el futuro de toda la humanidad. Otra cosa que queda por saber cual es ese futuro que hayan ideado para todos, qué modelo de sociedad nos deparará de manera tan incierta o si tan siquiera han pensado alguna vez en ello. Por el momento, no caigamos en la trampa de tantos desatinos y empecemos por evitar que el racismo y la xenofobia tengan en las víctimas de tal tragedia su principal caldo de cultivo.


4 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Gracias Lorenzo, por eso en esta ocasión he creído conveniente dar más importancia a aquello de "más vale una imagen que mil palabras".

      Eliminar
  2. No habría sabido decirlo mejor que tú. Algo que, de veras, me agrada, es que no hayas distinguido entre refugiados que huyen de la guerra y refugiados que huyen del hambre; nuestros dirigentes políticos no quieren saber nada de los segundos. Y me agrada también mucho el que indiques el origen del hambre: empresas occidentales que solo piensan en el dinero y que aprovechan la globalización para esquilmar a los países pobres y junto a ellas nosotros que olvidamos nuestra culpa.
    Muchas gracias por todo.
    Un saludo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Juliana. Decía con frecuencia una antigua amiga que "tenemos lo que nos merecemos" y, aunque yo, a fuerza de ser pedante, no me entre en ese mismo saco, sí que es cierto que el mirar continuamente hacia otro lado trae tarde o temprano sus consecuencias. Y ahora estamos presenciando una auténtica hecatombe que, ni mucho menos ha empezado ahora -solo que las potencias centro-europeas, al verse afectadas se le está dando más trascendencia-, y de la que una manera u otra la inacción de la sociedad le hace culpable de su irresponsabilidad..

      Eliminar