martes, 27 de septiembre de 2016

PSOE: Vida o muerte


No, al menos eso sería lo más deseable para un partido centenario como éste, no ha caído todavía el PSOE en esa tesitura. Pero no es menos cierto que el problema del PSOE no es Pedro Sánchez, ni siquiera la aparición de una fuerza política pujante que pueda ocupar su espacio. El problema del PSOE se remonta mucho antes que a la aparición de Pedro Sánchez o al mismísimo 15M cuando éste vino a sacarle los colores al sistema.

Acabo de oír en la radio una entrevista a Guillermo Fernández Vara al que parece haber molestado la afirmación que esta misma mañana hacía Pedro Sánchez en la que decía que quería que el PSOE fuera un partido de izquierdas. ¿Es que acaso yo no soy de izquierdas?, casi bramaba el presidente extremeño. En efecto Sr. Vara, es ahí donde radica el quid de la cuestión que no es otro que su electorado tradicional hace tiempo que dejo de ver a su partido como un partido de izquierdas.

El problema del PSOE es el mismo que sacude a toda la socialdemocracia y a los viejos partidos socialistas del occidente europeo. No en vano en Francia, sede del partido socialista más poderoso de Europa, es posible a tenor de lo que dicen las encuestas que ni siquiera pase de la primera vuelta en las próximas elecciones. Un auténtico fiasco como puede ocurrirle a los socialdemócratas en Holanda, como les viene pasando hace tiempo a los laboristas en el Reino Unido o a sus semejantes en Austria, en Alemania y así en buena parte de la Unión Europea.

Margaret Tatcher, máxima expresión de la difusión del modelo neoliberal en Europa, en una entrevista después de abandonar la política activa afirmaba que el mayor éxito de su carrera había sido… “Tony Blair”, nada menos que el líder del Partido Laborista, su mayor oponente político. Y no le faltaba razón. La Dama de Hierro  había conseguido que el partido laborista, adalid del modelo socialdemócrata, renunciara a sus postulados clásicos para reconducirse hacia a una especie de socio-liberalismo con la intención de ganarse a las clases altas de la sociedad británica.

La extrapolación de ese nuevo modelo al resto de socios europeos, al resto de los tradicionales partidos socialistas de la Europa democrática, acabó haciendo que el electorado apenas pudiera establecer diferencias entre conservadores y socialistas a la hora de gobernar. Tanto que ese difícil equilibro existente desde el fin de la 2ª. Guerra Mundial entre la libertad de mercado y el concepto de justicia social que había alumbrado uno de los mejores periodos en la historia del continente, se acabaría rompiendo a favor del primero. Aferrado a sucesivas burbujas financieras, inmobiliarias y a la creación de dinero ficticio hasta acabar dando lugar a la mayor crisis global de nuestro tiempo. Una crisis que se ha hecho crónica para las clases medias y bajas y ha encumbrado de manera casi indecente a las clases más altas.

Si este podría entenderse como el germen de la crisis económica peor aun cuando las respuestas que se han ido dando a esta han quedado reducidas a un lacónico “no se puede hacer otra cosa”, procedente de los partidos de una u otra índole que tradicionalmente han regido los destinos de Europa, mientras a los ciudadanos no se les acaban de resolver sus problemas.

Cómo el resto de sus homólogos europeos el PSOE se encuentra en la mayor diatriba de su historia reciente. Decidir qué es lo que quiere ser. Porque, por el momento y esa es la respuesta que encuentra en las urnas, su electorado le va dando la espalda, aunque ni siquiera elija otras opciones, pero ha perdido su confianza en un partido que cuando está en campaña dice una cosa y cuando llega al gobierno acaba haciendo lo mismo, o casi, que su antagonista.

La diferencia fundamental entre el votante conservador de los tradicionales partidos liberales, y el votante de izquierdas, en el caso del primero y como el propio adjetivo indica, es su pragmatismo y capacidad para soportar agravios de manera mucho más indolente. En consecuencia el suelo electoral de un partido como el Partido Popular por lo general quedará siempre por encima de el del PSOE pero si además este pierde sus señas de identidad, sus resultados acabarán siendo desastrosos. Esa y no otra es la verdadera raíz del problema del Partido Socialista. Renunciar a la S y la O de sus siglas y, sobre todo, a su fe en un mundo mejor para todos tarde o temprano acabaría pasándole factura.


8 comentarios:

  1. Sin duda es cierto todo lo que dice , pero ya en otra ocasión dije que España NO es similar al resto de países de nuestro entorno en esto de la política , así que el PSOE también es diferente a los socialismos franceses , alemanes , ingleses etc etc . Por tanto es mas que claro que " el problema "no es Pedro Sánchez ni es desde hace meses , al igual que el problema no es Rajoy que también, el problema es el PP . El PSOE se autodenomina que es un partido accidentalista , ya en 1924 Francisco Largo Caballero formo parte del Consejo de Estado de la dictadura de Miguel Primo de Ribera , Julián Besteiro presidente del Congreso de los Diputados entre 1931 y 1933 no facilito para nada desde su puesto " el entendimiento " de los socialistas con los republicanos de Manuel Azaña , Besteiro al final de la guerra , formo parte del golpe de estado del coronel Casado contra el gobierno republicano de Juan Negrin , no es necesario recordar la " evolución " de políticos socialistas como Felipe González ; Bono ; Leguina , Corcuera , Ibarra , Guerra ETC ETC por ser mas recientes y que estamos viviendo también en estos momentos , por tanto el PSOE ha sido y sigue siendo el partido del si pero no , del ni blanco ni negro ¿ o es que su bajada de votantes y militantes en las ultimas y diferentes seis o siete convocatorias electorales habidas en este país son producto " de la casualidad " . Ahora es el momento del claro enfrentamiento entre los " socialistas de siempre " y Pedro Sánchez y el resultado de este enfrentamiento no solo es vital para el propio PSOE , también lo es para el futuro inmediato de muchísimos ciudadanos españoles . De manera que ....... Intentemos arreglar primero " lo nuestro " y ya habrá tiempo para intentar arreglar la socialdemocracia europea . Saludos cordiales

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    1. Gracias por su comentario

      Efectivamente, ya lo comentó en otra ocasión. Quizá lo que me pasa es que no me gusta ahora, ni nunca me gustó aquello de "España es diferente". Es como si nos quisiéramos poco. Es una manera de decirlo, por favor no me lo tome en ningún caso a mal. Otra cosa es la idiosincrasia de cada cada país y que duda cabe que no le falta a Ud. razón cuando hace esta breve descripción de las andanzas históricas de un partido como el PSOE que parece que se ha quedado siempre o casi siempre a medias tintas.

      Lo tiene muy difícil el PSOE eso es meridianamente obvio. Con Pedro Sánchez o sin él, con Susana Díaz o con cualquier otro. Sobre todo por su trayectoria política de los últimos años, víctima de la crisis común a todos los partidos socialdemócratas europeos y a la suya propia particular obnubilados y deslumbrados sus líderes por las veleidades del sistemas actual. Necesita cambios radicales, de arriba a abajo y eso, evidentemente no es cosa de dos días.

      Un saludo y nuevamente gracias por sus comentarios.

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  2. Si efectivamente no es cosa de dos días PERO los ciudadanos de este país lo necesitan AHORA , esta situación de CAMBIO no se sabe cuando se volverá a producir . El PSOE puede pagar MUY cara su indefinición actual , hasta tal extremo que puede que no vuelva a ser jamás , un partido de gobierno . Saludos . Y no le tomo nada a mal , faltaría mas , pero " las cosas " son como son , aunque no nos gusten.

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    1. Esa es la cuestión, sin duda. Que llevamos esperando toda una pila de años que el PSOE actúe tal como se le presupone. Nunca me gustó J.L. Rodríguez Zapatero cuando fue nombrado Secretario General, recuerdo que en sus debates sobre el asunto de la Guerra de Irak, cuando estaba en la oposición, no me pareció nada brillante y menos aún convincente, a pesar de lo evidente de la cuestión. Tuvo ocasión para haber destrozado a Aznar en cualquier debate parlamentario sin la menor dificultad y nunca fue lo suficientemente contundente. Y con unas evidencias tan notorias como el resultado de la guerra trajo después.

      Pero cuando llegó al gobierno me decepcionó aun más. Se montó en la misma burbuja financiera e inmobiliaria que habían desatado Aznar y Rato durante sus gobiernos previos hasta, como era igualmente de esperar, le acabaron estallando en las manos, como una secuela más de la crisis global.

      Y ese es el PSOE que tenemos hoy en día, aunque habría que echar cuentas como dice Ud. de todo lo acontecido anteriormente desde la restauración de la democracia y mucho antes, desde los tiempos de la dictadura del Gral. Primo de Rivera. Pero bueno, hoy es lo que toca y lo que le ha tocado al partido ex-socialista se lo lleva buscando él solo desde hace demasiado tiempo.

      Un saludo.
      Y no digamos ya de Felipe González o personajes como Juan Luis Cebrián... verdaderamente espeluznante y valga ahora más que nunca aquello de "quién te ha visto y quién te ve".

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  3. Cuando un pollo camina sin cabeza y ni siquiera parece un pollo, los votantes buscan alternativas. Los colores cambian, las ideas también, y los tiempos. Sobre todo, los tiempos. Así, es momento de cambios profundos y de replantearse el futuro. El PSOE no puede ser un PP de rojo, tiene que ser un partido socialista. Pero claro, unos y otros flotan hoy sobre el capital y son aguas muy densas. No me espero que sobrevivan siendo genuinos, pero seguro que sobreviven convirtiéndose en otra cosa...

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    1. No lo se Óscar, ni me atrevo a hacer un vaticinio, aunque escribiré ahora sobre ello. Pero lo tienen no ya difícil, si no dificílisimo. Yo fui votante siempre del PSOE, hasta hace unos años cuando resultaba evidente que no defendía, para nada, mis mismos intereses. Y lo que es peor presentaba siempre un programa electoral, aparentemente de izquierdas pero cuando llegaba a gobernar, sean en el ámbito que fuere, acababa haciendo lo contrario. Y eso ya me alejo completamente del mismo.

      No creo que, en el corto o medio plazo el PSOE se recupere de esta. Como le ocurre al PP, los votantes que le le quedan so gente por encima de los 60 años aunque, tal y como digo en el artículo, dadas las características generales de los votantes de derecha e izquierda, eso le situa con un suelo electoral mucho más bajo que el de los populares. Y si a eso le sumas todo este lío, caso de unas terceras elecciones muchos de esos votantes de diluirían como un azucarillo y puede que hasta llegara a convertirse en un partido casi testimonial para lo que ha sido siempre.

      En fin, seguiremos hablando del tema por que... hay cuerda para rato.

      Un saludo.

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  4. Me ha interesado mucho vuestra conversación: hay cosas que comparto. Sin embargo, creo que paso el tiempo de la democracia representativa. No es posible en un momento que quienes mandan, realmente, son "los mercados" que actuan como señores feudales. "Los mercados no están contentos", "para inspirar confianza a los mercados...". A los mercados nunca les agradó -ellos mismos lo afirmaron en varias ocasiones; nunca es ha gustado el Partido de los Trabajadores; sin embargo, Macri era de su agrado.
    ¿Como hacer frente a ese problama? Los únidos que pueden hacer frente a es problema son los ciudadanos, ningún otro representante suyo, a no ser que sea de su agrado,es decir, pertenezcan a su club. Un saludo

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