Anda uno al 110 % en su negocio apretando los dientes ahora
que andamos en plena campaña y no es ya por el trabajo físico sino sobre todo por
el psicológico ante “la que está cayendo” y sufrimos todos en nuestras carnes
salvo los que ni se enteran ni quieren enterarse. De ahí que no podamos prodigarnos en esta derrama de
ensayos con la frecuencia que quisiéramos, máxime cuando intentamos a través de
los mismos y con la objetividad y perspectiva histórica que se merecen darles
una cobertura lo más acertada posible.
Y no será por falta de ganas pero hoy no hemos podidos
abstraernos de los terribles resultados que ha deparado la última Encuesta
sobre Población Activa que se ha dado a conocer. 6.202.700 personas sin
empleo, una tasa del 27 %, dos millones de hogares con todos sus integrantes en
paro, etc. etc. Desde mucho antes que la burbuja financiera e inmobiliaria
estallara y, desde este mismas páginas más recientemente, veníamos advirtiendo
que el modelo social y económico que se había trazado a finales del siglo
pasado no podría traer más que nefastas consecuencias por cuantos se sostenía
en una mera ficción especulativa y crediticia sin un solo apoyo manifiestamente
palpable o cierto. Así cuando en 2007 el sistema empezó a hacer aguas por unos
u otros motivos, suficientemente explicitados en este y otros numerosos foros,
toda esa concatenación de errores mayúsculos acabó desmoronando un gigantesco castillo
de naipes que abarcaba a todas las economías occidentales.
Pero, por desgracia, tanto en España como en el resto de sus
vecinos y a pesar de los numerosos estigmas afectos al sistema, los
responsables tanto del fenómeno como de la acertada resolución del mismo, han
seguido aferrados a su propia ortodoxia, a una doctrina neoliberal que raya ya
en lo teológico cuando su puesta en práctica supera ya con creces lo que ni
siquiera sus primigenios ideólogos se atrevieron a desarrollar en sus escritos
a lo largo del pasado SXX. La evidencia empírica de los hechos y los datos
resultantes muestran cuan desastrosas son las políticas que se vienen llevando
a efecto desde las primeras sacudidas de la crisis, especialmente en lo que a
la zona euro se refiere y más particularmente a casos como los de Grecia,
Portugal y un largo etcétera donde España parece ser uno de sus puntos
culminantes.
Por si fuera poco y ante, como decíamos antes, la evidencia
de los hechos esa guarida de malhechores en la que se ha convertido Bruselas,
la capital europea, sigue empeñada, erre que erre , en su fundamentalismo
dogmático, añadiendo cada vez más exigencias que, sin más remedio, no habrán de
causar más que dolor y miseria entre el grueso de la población que les soporta.
¿Realmente estamos soportando los costes por factura de una
mera prótesis ideológica? ¿O ante la evidencia de tales desatinos no cabe
pensar con mayor certeza que lo que estamos presenciando es el cambio de un
modelo de sociedad basado en la solidaridad entre los pueblos por otro donde los
vetustos regímenes totalitarios tomen forma ahora bajo el sostén de las grandes
corporaciones financieras e industriales?
¿Será por eso que
tienen tanto interés en acallarnos, poniéndonos por lelos y desaliñados? ¿Hasta
cuándo?
Pero resulta que el calla otorga, y el pueblo español, si no calla, también es cierto que no hace nada, o muy poco, por sublevarse contra esta injusticia. ¿Miedo? ¿Egoísmo para conservar lo poco que uno tiene? ¿Imposibilidad de reacción? Si el pueblo hiciera huelga de consumo es muy posible que les bajara los humos a los ricachones capitalistas.
ResponderEliminarSí, claro que se pueden hacer cosas y lo que tu apuntas es una más. En fin, veremos a ver donde nos conduce todo esto y a ver que hace la gente.
EliminarUn saludo y gracias por seguir ahí.
Estamos ante unos mentirosos que solo obran en provecho propio. Todos saben que con la austeridad no se llega a ninguna parte, pero es una excusa perfecta para, entre otras cosas, privatizar todo en beneficio de las empresas. ¡Qué suerte han tenido el FMI y la OMC, dejando sl sector bancario todas las barbaridades que ha querido y diciendo que el mundo se vendría abajo si los ciudadanos -¿qué ciudadanis?- no acudian a su rescate!
ResponderEliminarDicen que lo mejor que sabe hacer el demonio es pasar desapercibido. Así ha hecho los actuales instituciones internacionales, engañándonos con eso de que nuestra calidad de vida aumentaba. ¿Cuántos ciudadanos saben cómo realmente funciona, por ejemplo, la Organización Mundial de Mercado? Son muchos los ciudadanos que creen que todo pasará y que no consideran necesario cambiar nada.
Un saludo